Con tal de no ordenar la tetona está dispuesta a desagotarle el caño a este viejo que aceptará la escurrida. Todo el tiempo con el teléfono, nunca ordena ni limpia, ofuscado comienza a decirle que haga algo y esta guarra saca a la luz encantadoras tetas para comenzar a masturbarse delante del caballero que al principio se niega. Claro que poco después disfruta de un café y mamada a la par. Atento mira como dando la espalda se baja el pantalón lista para un buen polvo que la exonerará de los quehaceres de la casa. En cuatro las tambaleantes tetas lograrán liberarla totalmente de futuras responsabilidades.